Cuando hablamos
de evaluación sin duda alguna estaremos pensando en una evaluación de baterías,
de subrayar o peor aún de completar.
Pero realmente, ¿Por
qué evaluamos? ¿Estamos evaluando correctamente?, sin duda alguna son
interrogantes que si se la preguntamos a nuestros estudiantes ellos tendrán una
opinión muy contraria a la que nosotros tenemos.
Y es allí que
cuando hablamos de evaluación en el siglo XXI nos daremos cuenta que es un
proceso muy complejo, que requiere una buena planificación que nos permita
poder obtener los resultados para medir nuestros objetivos de aprendizajes.
Y es allí donde
nos nace la dificultad, si realmente estamos evaluando o estamos calificando a
nuestros estudiantes. Porque partiendo de los resultados surgirán una serie de prejuicios
que nos llevarán a justificar los malos resultado, como por ejemplo: Es que no
tiene las bases, no estudian, me tocaron los peores estudiantes. PERO… ¿Será este
el verdadero problema? o ¿Estaré realizando algo mal? Si duda alguna la
respuesta a estas interrogantes dependerá que tan flexibles somos para aceptar
si realmente estamos haciendo algo mal o podremos hacerlo mucho que mejor.
Porque es
importante que cada uno de nosotros hagamos un verdadero análisis de la labor
que estamos realizando para que nos permita identificar si realmente estamos
realizando una evaluación justa y no con base a parámetros que son inalcanzables
para nuestros estudiantes; como decía un profesor el 10 para Dios, el 9 para el
docente y el estudiante de 7 para abajo.
Es sorprende
saber que uno de los aspectos claves que necesitamos en este proceso es que tan
dispuestos estamos para innovar en nuestras aulas que nos permitan desarrollar
evaluación justas.
Sin duda alguna
en este curso hemos visto muchos aspectos que nos ayudarán a replantearnos y
mejorar nuestras competencias como docente.
Pero recuerden ¿Qué tan justas son nuestras evaluaciones?
No olvidemos que los tiempo han cambiado pero aún hay tiempo para poder replantearnos.
Saludos a todos
